
-Los ratones hemos nacido para ser esclavos de las gatas. Dijo el ratón mientras danzaba simulando que había dicho algo sin importancia.
Las pupilas de la gata se contrajeron tanto, que casi pierde la visión. Tras una larga noche de oscuridad, la gata agarró al ratón y le obligó a subir las escaleras que le llevarían a la esclavitud momentánea que nunca olvidaría.
-Tengo los pies cansados. Dijo la gata. Y el ratón sin dilación sanó sus pies con caricias sumisas.
2 comentarios:
Vaya gatuna que eres!!
La dominación felina dá un paso adelante.
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