domingo, 19 de octubre de 2008

Asunción


Asunción rociaba sus pelos con laca Nelly, se vestía lentamente de riguroso negro y se sentaba en el tresillo deformado por los años de soledad que pesaban sobre sí.

Los autoindefinidos y el teléfono, eran sus grandes aliados, sin olvidar la televisión, su única ventana al exterior.

Muerta en vida pasaron sus días. La nostalgia de lo que pudo haber sido le causó una tristeza profunda que la dejó sin restos de dulzura.

4 comentarios:

Carlota dijo...

qué real O_o

Mª Luisa dijo...

Por desgracia, así es....

Anónimo dijo...

Está increible!! Me encanta, es como la vida misma

Arnaukor dijo...

Dibujo y relato magníficos.